Extremismo gay contra Puerto Rico

Cancio Ortiz De la Renta
Empresario retirado

Soy padre de familia. Soy abuelo. No soy evangélico ni fundamentalista. No deseo quitar derechos y me opongo a que se me quiten los míos. La oposición a la Resolución 99 se asienta en un temor evidente: son muy pocos los que insisten en la agenda extremista gay. La 99 no resta derechos, sólo trata de evitar que se destruya a la familia como la conocemos y no de lo que hacen los gays entre ellos.

Las leyes vigentes garantizan los derechos de todos, no otorgan privilegios. Los ajustes que puedan ser necesarios serán menores y más sencillos que intentar destruir deformando una institución esencial para toda sociedad.

No todos los homosexuales están de acuerdo en que extremistas gays asuman la representación de todos ellos.

Hubo que importar un extremista gay niuyorrican y residente en Nueva York para que los representara en La Fortaleza. La situación presente se debe a una muy bien orquestada campaña financiada con multimillonarios fondos públicos.

Conocí a Salvador Acevedo Colón siendo él un joven abogado. Mucho antes de que Zaydée y Aníbal soñaran nacer. Salvador (que en paz descanse) era un caballero cabal, cristiano y amante de la familia. Ése fue el ejemplo que tuvo Aníbal y no el que pretende imponernos a todos.

Antes de las pasadas elecciones se rumoraba que Aníbal había suscrito en Washington el acuerdo de los extremistas gays con el Partido Demócrata. Preocupado le llamé. Hablé con su asesor legal quien se molestó con mi preocupación. Entonces llamé a Zaydée y no le dio importancia. Ahora sabemos por qué. Aun así cuesta trabajo aceptar que el hijo de Salvador Acevedo Colón, al que mi padre quería como a un hermano menor y a Aníbal como a un nieto, sea quien dirige un Gobierno que propicia activamente al extremismo gay, en contra de Puerto Rico, cuando se niega a escuchar la voz del pueblo mediante un referéndum.

Fuente: El Nuevo Dia (San Juan, Puerto Rico), jueves, 28 de febrero de 2008.